sábado, 26 de enero de 2008

EL ENEMIGO OCULTO DEL AMOR

Una de las tragedias del fin de las relaciones, es que muchos no saben distinguir entre las causas verdaderas y lo accidental. Mientras sigamos viendo la superficie y evadiendo los enemigos ocultos de la relación cordial, seguiremos cosechando y examinando una fruta que ya está enferma. Podemos cortarla, pero volverá crecer de la misma manera. Cuando el apóstol Pablo habla de dejar las cosas que son de niños y de actuar como adultos maduros, está revelando el secreto de desarraigar los enemigos secretos del amor. Dice que debemos identificar nuestro infantil esquema de pensamiento y sustituirlos por formas adultas de pensar. Un ejemplo de pensamiento infantil es la idea de que nuestra aceptación por parte de Dios depende de nuestras obras. Actuar bajo esa idea en el matrimonio, es garantizar una rutina de esfuerzos cada vez mayores por complacer a nuestro cónyuge. Ese pensamiento es un enemigo que necesita ser desafiado y eliminado. Este proceso de eliminación comienza cuando admitimos nuestros pensamientos infantiles y reconocemos su papel en los problemas que tenemos. Culpar a los demás, nunca corrige el problema. Más bien, debemos examinar la causa verdadera y traerla a la luz de Dios. Es posible que necesitemos la ayuda de un buen consejero que nos diga la verdad en amor. Debe haber una entrega total a la verdad de Dios, y la firma resolución de dejar las cosas de niño. Si lo hacemos, tendremos la victoria sobre los enemigos ocultos del amor.

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