sábado, 9 de febrero de 2008

Triunfo sobre la ansiedad

¿Qué es lo que más le preocupa a usted?
¿Su salud, su familia, sus finanzas?
Aunque creemos que nuestro Padre celestial se interesa por nosotros y que Sus promesas son seguras, a menudo nos seguimos preocupando.
Es importante que distingamos entre ansiedad y preocupación legítima. Tenemos que tener un verdadero sentido de responsabilidad para que podamos llevar nuestras cargas y corregir las cosas que deban ser arregladas.
Pero la angustia es más que eso: es un veneno corrosivo que consume nuestra confianza en Dios.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Necesitamos estar conscientes de la diferencia que hay entre ser un creyente en Jesús y un seguidor de Jesús. Un creyente es alguien que ha puesto su fe en el Señor para salvación y que ha recibido la salvación. Un seguidor va más allá de eso y conoce y obedece a Dios.
Cuando eso sucede, nos volvemos cada vez más entendidos en cuanto a la Palabra de Dios y a la naturaleza de nuestro Padre celestial y de su interés por nosotros.
Cuando llegamos a estar plenamente convencidos de que nuestro Dios es tan bueno y tan amoroso como lo describe la Biblia, evitaremos sin duda toda angustia.
Por las Escrituras sabemos que nuestro Padre celestial está al tanto de todas nuestras necesidades, preocupaciones y deseos, y que nos ordena que no debemos angustiarnos.
¿Le ordenaría Dios que hiciera algo sin capacitarle para ello? ¡Claro que no! Él quiere su confianza, y si se lo permite, le demostrará que la angustia es innecesaria.

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