martes, 7 de octubre de 2008

Si cometiste un error levantante

Lo dijo con el proposito de humillarlo. Los companeros de la oficina estaban expectantes. El silencio reinante en aquellos brevisimos instantes era tan denso que podia palparse. Nadie queria perderse el mas minimo detalle de la discusion.
No dizque eres cristiano evangelico? Por que te airas si robaron el teclado de tu computador.. le inquirio.
--Porque lo robaron aqui, y no dudo que un empleado de aqui...explico con evidente molestia.
--No comprendo. Deberias guardar la calma. No que aquellos que estan en la religion son calmados...volvio su companero al ataque.
--Yo siempre he pensado que son hipocritas. Muestran una fachada. Pero en el fondo, igual que nosotros: les gusta todo. cuestiono alguien al fondo de la oficina. Nunca le habia tenido estimacion y aprovecho la coyuntura para atacar.
El comprendio la magnitud de aquel incidente. Guardo silencio unos segundos y se atrevio a decir:
--Si cometi un error, disculpenme. ..---
El resto del dia no quiso hacer nada. Los documentos para tramitar se iban acumulando en su escritorio. Estaba desalentado. Nada cambiaba esa situacion.
Su animo subio de nuevo al mediodia. Recien regresaba de tomar el almuerzo. Como de costumbre leyo la Biblia. En particular un pasaje que decia: "El que no escatimo ni a su propio Hijo, sino que lo entrego por todos nosotros, ¿como no nos dara tambien con el todas las cosas? ¿Quien acusara a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. Quien es el que condenara? Cristo es el que murio; mas aun, el que tambien resucito, el que ademas esta a la diestra de Dios, el que tambien intercede por nosotros." (Romanos 8:32-34)
La alegria volvio a su corazon. Aprendio dos cosas que para el fueron esenciales: la primera, que los cristianos tambien experimentan momentos difi­cil y hasta los traicionan sus emociones. Y la segunda, que era necesario levantarse y seguir adelante, sin permitirle que nada lo detuviera.
Igual con su vida. Si ha fallado, arrepientase, vaya a Dios en oracion en procura de perdon, y siga adelante, firme, sin detenerse. Recuerde que siempre tendremos al Senor Jesus atento a nuestras vidas, dispuesto a fortalecernos y es El quien intercede por nosotros delante del Padre celestial.
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